Ir a Pujol es realmente una experiencia religiosa (tal como la canción). Para todos lo que somos fanáticos del buen comer, acompañado de un concepto único y de un ambiente impecable, sumado a un servicio maravilloso, pues este es el paraíso. Tuve la oportunidad de degustar un menú exquisito de 6 tiempos, que incluyó: Botanas, Pulpo en tinta de habanero, lubina con jugo de cacahuazintle, apio y yuzu, coliflor con salsa machada de almendras y chile de árbol, pato con recado negro, nanche y cebollitas de ixil, la gran estrella es el mole madre que en mi caso fue de 1509 días con mole nuevo. Finalmente el postre es otro espectáculo, sobramos la piña rostizada y un dulce de aguacate con coco, limón y macadamia. Luego de pensar que ese era el fin, el chef ofrece un clásico churro mexicano fresco y crujiente. Es un lugar al que hay que ir si pisan el DF.
Visité Pujol: febrero de 2018
Dirección: Tennyson 133, Polanco